Cuéntame, niña, cómo te gusta ordenar tus zapatos, de qué tamaño y color es la toalla con la cual te secas después del baño.
Cuéntame, niña, cómo acomodas tus perfumes en el tocador.
Cuéntame, niña, si te calzas primero el zapato izquierdo o el derecho, dime en que mano tomas tu llavero.
Cuéntame, niña, con cuántos hielos se puede intentar mitigar tu ardor.
Cuéntame, niña, cómo abrochas los botones de tu blusa, el de abajo, el de arriba o si empiezas por en medio.
Cuéntame, niña, si tomas cerveza cuando tienes calor, o abres un tinto o si tomas agua para desterrar la sed de tu garganta.
Cuéntame, niña, bajo que ritmo te pones a bailar.
Cuéntame, niña, los pasos que he de dar para saber consentirte.
Cuéntame, niña, los países que conoces, las ciudades que disfrutas, los recuerdos de infancia en la calle en que naciste.
Cuéntame, niña, cuántos besos hacen falta para despertar tus ganas.
Cuéntame, niña, cuáles rosas que prefieres en tus floreros.
Cuéntame, niña, si por las noches alguna caricia dactilar se cuela en tu volcán cascada.
Cuéntame, niña, cuál canción cantas cuando te levantas feliz y cual te hace tomar tequila en tus horas de melancolía.
Cuéntame, niña, si has tenido una bicicleta en la cual perseguir tus anhelos.
Cuéntame, niña, cuánta sal necesitas para que te sepan a magia algunas cosas en tu vida.
Cuéntame, niña, qué escogerías, si te ofrezco helado de fresa, chocolate o vainilla.
Cuéntame, niña, si en esa luna tuya cabe el amanecer de mi sol dormido.
Cuéntame, niña, si el cielo se rompe sobre tus ojos por las noches.
Cuéntame, niña, háblame de todas esas cosas que te hacen existir, cubre mi desnudez con tu misterio. Vísteme de ti.
LSM