Rebeca aderezó el camino a la ceremonia haciéndome notar la destreza al manejar al tiempo que mencionaba las coincidencias del punto de encuentro: la calle que llevaba al hotel NH se llama Monterrey; la del bar, Madrid, y la Cibeles al centro. ¿Qué más se puede pedir? Sí, ya sé, comprar suerte en Doña Manolita y al bajar del tren decir yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid y ya de plano, si se pueden cumplir antojos, volver a escuchar a Miguel Bosé en Las Ventas.
Aunque llegamos puntuales, la rueda de prensa ya había comenzado. Me instalé en el centro y tuve una breve intervención. Sealtiel Alatriste anunció la segunda edición de Caza de Letras. Un gran proyecto. Una muy buena idea. Ahora será de novela.
Conocí a Falanja, cuya sonrisa es igual a su talento: enorme y brillante. Le sonreí a los desconocidos junto a mí aunque en tantas letras hubiéramos vertido ya el espíritu.
Ajo Kano, gentil y agradable, muy diferente a todas las letras aguerridas y un tanto groseras encarnaba en él mismo una ironía. Kusco, muy serio con la mirada penetrante. JDS, joven, muy joven, de rostro sumamente afable. Iriarte no miente cuando dice que se parece a Gandhi. Perro de Agua con una camiseta emblemática. Barrita de Mandarina llevaba una falda de barras rojas. Sanmillán, instalada en Sanmillán. Sabinazo y Xquenda aún no hacían su aparición. DFF y Girasola, fuera del país: la segunda en Escocia, el primero en Madrid. Saludos, abrazos, entrevistas, fotos. Un caos mimetizado de organización espontánea.
Tristanomuere, Rebeca y Beatriz -amiguísima de Sabinazo y lectora activa de CZLT- se instalaron en una mesa desde donde nos observaban. El número de celulares y cámaras digitales era quintuplicado por la cantidad de sonrisas y abrazos compartidos. La camaradería fluyó siguiendo el ritmo y la intención de las copas de vino tinto francés que nos obsequiaron en el Bar Cibeles de Noche.
La ceremonia de premiación, a las ocho de la noche, un tanto desangelada para mi gusto, dada la relevancia del triunfo de Falanja, transcurrió apegada a los cánones del mundo bohemio. Rápida y sin accesorios. Melchor, además de guapa y talentosa es humilde y mesurada. ¡Bravo, por la Falanja! Aunque no llevó a la Madre Gildarda, dos de sus tíos la acompañaban. Simpáticos y orgullosos de la sobrina laureada.
Azucena Pimentel nos entrevistó a todos. Lectora obligada, transformó su trabajo en una pasión. Nos conoce, nos vive, nos alucina y nos apoya. Gracias por su presencia y por todas las cosas que ha vivido con nosotros dentro de la Caza de Letras. Saludos a Loret. Respondí una entrevista por celular. Es maravillosa la tecnología.
Mi primer encuentro con Mónica Lavín fue verla de perfil mientras la entrevistaban. Dentro de sus lecciones de narrativa, en su lenguaje corporal parecía decir Así se porta una chalina, con estilo y garbo. Después me acerqué, hablamos sobre la anécdota de la librería Gandhi y de La más faulera, la novela que recién acabo de leer. Celebró la idea de hacer una compilación con el material de CZLT, hasta aceptó prologarlo.
Alberto Chimal, más joven de lo que imaginaba es un cuate sumamente agradable, con unas ojeras tan marcadas como su sentido agudo de la literatura. También participa del entusiasmo por la antología, memoria o compilación. Alatriste, si bien no comparte al cien por ciento el entusiasmo, tampoco se opone a que sigamos con el proyecto. Habría que hablarlo. La idea está en la mesa, sólo falta que los doce logremos ponernos de acuerdo. Perro de Agua, Sabinazo y Falanja ya se apuntaron.
El brindis seguía y los lazos se fortalecían. La noche apuraba las manecillas del reloj para que amaneciera aunque algunos deseaban que ésta fuera eterna. Perro de Agua sí tiene madre. Tanto que la llevó a la ceremonia. Orgullosísima de su hijo, una gran señora, todo un honor conocerla. Álvaro Enrigue es fiel a sí mismo, se transparentó en sus letras tal como es en persona.
Xquenda llevó metáforas para regalarnos dentro de un kit preparado por ella misma: un lápiz para moverlo con pasión, un trapo para mantener la mente limpia y un foco que en su interior tiene un flexómetro de metro, porque Una vida cabe en un metro. Original detalle que compartió con todos. ¡Gracias! Olvidé mencionar que llegó al lugar con una máscara de Blue Demon y rapada. Por mi parte, en humilde homenaje, les había llevado una pequeña libreta de notas forrada por los exlibris de todos y una pluma, con la intención de estar unidos y de alguna forma acompañarles en sus nuevas letras. ¡Qué honor será saber que en esos papeles se escribió la primera línea de su mejor cuento o novela o que dentro de ese espacio en blanco surgió el germen de una gran idea!
Acompañé a Rebeca al valet parking, pues trabajaba al día siguiente y era necesario que se retirara temprano; en su espectro de generosidad, ofreció ride para Tristanomuere.
Cuando se retiraron, me quedé hipnotizada observando la fuente. La nostalgia por Madrid y la Cibeles me invadió. Casi se me salen las lágrimas y para evitar derramarlas le saqué plática al sujeto que se encargaba de los coches. Entonces comprobé nuestro grado de nacionalismo. ¿Le gusta la fuente, verdad? Sí. En Madrid hay una igualita. ¿Sí? Sí, así en una plaza y todo. ¿Sí? Pero ésta es más bonita y más grande. ¿Sí? Sí. A ver si un día se me hace conocerla. ¡Pa´que va tan lejos! ¡No le digo que esta es más grande! Por lo visto, información no siempre es poder, puesto que él tenía de su lado el entusiasmo, mientras que por mi parte sólo estaba la melancolía, habitándome de improviso conteniendo en mis párpados una cortina de lluvia. Al darle la espalda a la Cibeles, pues no, no estaba el Palacio de Correos, tampoco estaba el Círculo de Bellas Artes, pero estaban mis compañeros y la fiesta seguía.
Beatrix, vestida de rojo absoluto, fue una excelente compañía. Se necesita valor para vestirse así y ella lo tiene y cómo no, si es una señorita escritora y amiga de Sabinazo que estuvo desatado, arrollador y extraordinario. Vital. Energético y enérgico. Bocón y sensato. Cuánto por decir, si tan sólo los adjetivos sirvieran para algo. Janover llegó más tarde, traía con él uno de los abrazos más esperados y más honestos de la noche. Además, que todo hay que decirlo, es de lo más guapo. Chekhov, cuya presencia fue notoria durante todo Caza de Letras, fue el gran ausente de la noche.
Hablando de exilios, Sabinazo hizo pasar a una chica por Juana Girasola. Se inventó la historia de que le había pagado el vuelo y tal. No podía dudarse, ambos compartían una química palpable. Él dice, poéticamente …las retinas quemadas… y es apegado a lo sucedido, pues aquel intercambio de miradas más que ser cálido y tierno, era abrasador y por lo tanto, quemaba. A Beatriz, su acompañante, la hicimos pasar por su esposa. ¿Quién dijo que ya no existen las mujeres abnegadas?
La espalda me seguía fastidiando. El vino hizo estragos entre los presentes. Tanto en los estómagos como en los vocablos. De pronto se escuchaba por todos lados Me encantó conocerte, Seremos amigos para siempre, Eres un tipazo, ¡Tenemos que seguir en contacto! Tú no eres mi amigo, tú eres mi hermano, Estás guapísima Tal vez el alcohol nos convierte en seres humanos más espontáneos ¿Qué será lo verdadero? Diez mil abrazos para despedirnos. Fotos por todos lados.
Los meseros ya estaban cansados, pero había muchas pláticas y algunos romances -y no octasilábicos- a la mitad. Cada cosa a su tiempo, cada quién con su afán. Falanja y sus tíos se retiraron inaugurando la cuenta regresiva. Ya no recuerdo si me despedí de todos. Sólo sé que más tarde llegaron por nosotros. Sabinazo, Beatriz y yo nos retiramos juntos. Aunque propusieron ir a cenar, la verdad es que sólo me quería recostar. Nada deseaba más que un baño con agua tibia sobre la espalda adolorida. Y dormí, ipsofacta, arrullada por la luz intermitente de la antena de la Torre Latinoamericana.
LSM; Julio 17 de 2007